El 27 de marzo comenzó la matanza de focas en Canadá a la que este año se ha sumado Rusia. Como todos los años en estas fechas numerosas organizaciones en defensa de los animales han expresado ya su repudio ante semejante matanza con meros intereses comerciales y económicos. Año tras año, observadores de la cacería del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) se encuentran con focas que han sido apaleadas y dejadas sufriendo en el hielo, sangrando profundamente, llorando, respirando y tratando de arrastrarse.
Este año Canadá abrió la veda para la caza de 275.000 focas pese a la presión internacional. Esta cifra representa la posibilidad de capturar 5.000 animales más que el año pasado.
Como no, el Gobierno canadiense, consciente de la mala imagen que tiene la matanza, afirma que ha establecido “nuevas medidas” para que la matanza sea lo menos dolorosa posible para los animales. En diciembre la Unión Europea emitió un informe en el que afirmaba que la captura con el hakapik (un bastón que acaba en un garfio con el que se golpea al animal) puede ser una manera rápida y efectiva que no les causa un dolor o estrés "añadido". El Gobierno de Canadá permite este método, además por si el hakapik no fuese suficiente, también permite la caza con rifles y otras armas de fuego. Eso si, por lo menos, este sistema es rechazado por la Unión Europea, ya que considera que un disparo que no sea definitivo puede hacer que el animal herido se refugie echándose al mar, con lo que morirá desangrado o atacado por orcas u otros depredadores.
Los ecologistas creen que estas medidas son puro maquillaje. "Las llamadas nuevas reglas no suponen un cambio alguno en la manera en que las focas son masacradas", afirmó en un comunicado el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW). "El apilamiento de focas vivas y conscientes golpeadas con garfios metálicos en barcos todavía está permitido. No conozco a nadie que pueda decir que esto aumente la humanidad del método", añadió la investigadora de IFAW Sheryl Fink.
Como es de esperar El Gobierno canadiense no da su brazo a torcer ya que hay demasiado dinero en juego y por ello se defiende afirmando que el porcentaje de focas que se matan es pequeño ya que se calcula que entre las tres especies que se reproducen en el Ártico hay más de 5,5 millones de ejemplares.
Pero no todo son previsiones y datos negativos. Las focas tienen depositadas sus esperanzas en el cambio climático, que de momento juega en parte a su favor, y en el sentido común de las personas.
El calentamiento ha hecho más débil la capa de hielo, lo que, por un lado dificulta las condiciones de apareamiento, alumbramiento y las primeras semanas de vida de los animales. Pero, por otro lado, los cazadores no pueden acercarse a los animales. El cambio climático hace que el suelo no sea tan seguro para los hombres que, armados con bastones, se acercan para acabar con las crías.
Mientras tanto algunos países conscientes y haciendo uso del sentido común (Holanda, Austria, Bélgica, Croacia, Italia, México, Panamá, Groenlandia, Sudáfrica o Estados Unidos) ya han boicoteado a Canadá y no importan productos de foca.
Además la Comisión Europea de la UE está evaluando poner un fin al comercio de productos de foca.
Yo personalmente no entiendo y nunca entenderé como las personas que cazan focas de esa manera pueden dormir por las noches y no sienten un remordimiento y una culpa insufribles. Supongo que ya no sienten nada. A esas personas las querría yo ver en la misma situación que las focas a las que matan sin piedad. Ahí tendrían su merecido, como poco. No digo mas, cada uno que piense.
No por cerrar los ojos se va a terminar todo,
aunque entiendo que no puedas mirar.
Yo tampoco podría.